PLATAFORMA ELECTORAL REDES
Estamos llamados a asumir el momento que vivimos como el momento de ofensiva revolucionaria, una ofensiva que debe materializarse en la construcción de una política organizativa concreta con la cual se impulse, sin ambigüedades, un viraje definitivo hacia la izquierda.
Desde allí la plataforma electoral REDES, una pluralidad de corrientes y organizaciones del pueblo, una forma de articulación democrática por la base de cientos de revolucionarios y revolucionarias que hemos construido trabajos locales, regionales y nacionales; surgidos de la fragua, la esperanza, la resistencia, la lucha, el sueño y el deseo de las multitudes.
Se trata del momento político en que, como lo ha dicho el presidente Chávez, nos jugamos hasta la propia vida.
Así lo asumimos, porque está de por medio la suerte del proyecto revolucionario que no es otra que la de este pueblo del que somos parte.
En este viraje, resulta imprescindible tener claridad sobre los núcleos vitales del debate, que no son otros que aquellos que tienen que ver con la naturaleza del poder y las formas de concreción del Poder Popular. También tienen que ver con formas de entender el mundo, nuestras relaciones con él, con los otros y con nosotros mismos, y particularmente con las formas de pensarlas, decirlas y sentirlas.
Así que para incorporarnos con éxito al debate, uno de los puntos centrales de nuestra reflexión tiene que ver con la relación directa Chávez-Pueblo -pueblo organizado y pueblo chavista de barrio, de caserío, de ciudad- como carácter estratégico, que no debe ser bloqueada, mediatizada o secuestrada por ningún aparato de intermediación, pues Chávez es el rostro y la voz potente de los que no tienen rostro ni voz.
En este sentido, entendemos que el papel de los funcionarios y de los líderes intermedios es facilitar la relación Chávez-Pueblo.
Debe ser un liderazgo de acompañamiento de esta relación para que el Poder Popular se haga efectivo más allá de cualquier proclamación, nomenclatura o consigna.
No filtrarla o modularla. Se trata de crear formas de dirección del proceso desde el Movimiento Popular cada vez más colectivas.
Solemos perder de vista lo múltiple y su movimiento simultáneo y muchas veces asumimos concepciones en las cuales se supone que el proceso revolucionario avanza por etapas o fases sucesivas y lineales.
Pero resulta que eso que llamamos “etapas” son creaciones humanas. Cuando leemos a Lenin en Las Tesis de Abril, podemos constatar que él hacía frente a unos compañeros que actuaban bajo la tesis de que las condiciones objetivas no eran favorables.
Lenin actuaba respondiéndoles que en el capitalismo tales condiciones sí estaban, de suyo, dadas para hacer posible una revolución.
Que hacía falta, más que condiciones objetivas, el papel de la voluntad política hecha acción.
Lenin se refería fundamentalmente a que el capitalismo produce la miseria y la explotación del trabajo, de manera tal que las condiciones a ser creadas eran las subjetivas, porque las objetivas están presentes. Destaca Lenin, que es la voluntad política la que construye el escenario y no al revés.
De modo que las condiciones objetivas y las subjetivas devienen en un mismo movimiento: la voluntad política materializada en acción revolucionaria como simultaneidad de la multiplicidad de las prácticas.
Es de vital importancia tener presente este planteamiento de Lenin, cuando hablemos del socialismo del siglo XXI.
Este es el debate, un punto de inflexión que cruza el deseo revolucionario, crea el acontecimiento, y la gente lo ha asumido así.
Este debate está intrínsecamente relacionado con el impulso social de nuestras prácticas, tiene que ver con el ejercicio del poder popular, con la democracia revolucionaria, que se construye día a día; con los Consejos Comunales y los saberes que allí se generan colectivamente.
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